Este 1º de Mayo conmemoramos un nuevo Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras, reivindicando la historia de lucha de nuestra clase por la conquista y defensa de nuestros derechos y en pos de una sociedad sin explotación.
Hace doce años decíamos que los Mártires de Chicago volvían a caer bajo otros nombres, cuando un compañero cae luchando por exigir lo que le corresponde. Decíamos que Chicago era el Puente Pueyrredón, las vías del tren Roca, las rutas neuquinas, la Plaza de Mayo. Y como los caídos de 1886, nuestras compañeras y compañeros caídos en la lucha vivirán para siempre en la memoria del pueblo trabajador.
La pandemia de Covid-19 a nivel mundial dejó bien en claro que es la clase trabajadora la que produce y que no hay proceso de acumulación de capital sin ella. Sin embargo, esto no ha impedido que continúe la feroz ofensiva de las patronales para maximizar sus ganancias a costa de nuestra calidad de vida sino que, por el contrario, se han profundizado los intentos por quitarnos derechos y precarizar las condiciones laborales.
En nuestro país, los grandes grupos concentrados que manejan la estructura productiva vienen apropiándose cada vez más de la riqueza que producimos, incrementando la brecha de la desigualdad social. La inflación pulveriza nuestros ingresos mientras las discusiones paritarias no logran nunca recuperar la capacidad adquisitiva de los salarios. Millones de compatriotas hacen malabares para llegar a fin de mes. A su vez, la desocupación y precarización laboral afecta a gran parte de la población con la complicidad del Ministerio de Trabajo. Para nuestra juventud, un empleo en relación de dependencia con plenos derechos laborales se vuelve una utopía.
Nos piden más esfuerzos para salir de una crisis que pareciera no tener fin. El pueblo trabajador sigue cargando en sus espaldas el ajuste mientras nuestros recursos se destinan para pagar una deuda externa ilegítima e ilegal que sirvió para que las grandes empresas y los bancos fuguen miles de millones de dólares al exterior. La deuda es con nuestros pibes y pibas, con nuestros jubilados y con todos aquellos que condenados a la pobreza por este modelo económico de saqueo.
Sólo fortaleciendo nuestra organización como clase trabajadora podremos enfrentar este presente y luchar por el futuro de igualdad social que merecemos. Por eso, en este Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras desde SITEBA reivindicamos nuestra condición y saludamos fraternalmente a todos los compañeros y compañeras bancarias.