LA IMPORTANCIA DE LA DEMOCRACIA Y LIBERTAD SINDICAL

Finalmente, la Justicia declaró la nulidad del despido de Carina Guzzi, trabajadora del Banco de Córdoba e integrante de la Comisión Ejecutiva de nuestro sindicato, ordenando su reincorporación definitiva y el pago de los salarios caídos.

Lo que podría ser un caso típico de conflicto por un despido, en realidad desenmascaró un claro ejemplo del entramado de complicidades necesarias para asegurar la precarización y el disciplinamiento laboral, en pos de que los bancos puedan mantener sus niveles de ganancias. En este sentido, es fundamental recordar que Guzzi fue despedida debido a sus reiteradas denuncias por maltrato y acoso laboral, sumado al hostigamiento que sufría por parte de miembros de la Asociación Bancaria, con complicidad de las autoridades del Banco. Además de arbitrario y disciplinador, su despido fue ilegal ya que contaba con fueros gremiales. 

Dicen que Dios está en todos lados pero atiende en Capital Federal. En el rubro bancario pareciera que las cosas funcionan con la misma lógica, ya que los trabajadores y trabajadoras de las provincias generalmente se encuentran desamparados ante la creciente pauperización de las condiciones de trabajo, los maltratos por parte de las gerencias y los despidos injustificados o retiros “voluntarios” a los cuales son obligados. 

Aunque quieran hacernos creer que así son las condiciones actuales del mercado laboral, lo cierto es que muchos de estos padecimientos que sufrimos podrían evitarse si los cuerpos de delegados realmente actuaran en defensa de nuestros derechos laborales en general y del convenio de nuestro sector, en particular. Sin embargo, mientras en la Capital Federal se despliegan campañas de afiches y se movilizan grandes columnas en marchas para presentarse como “combativos”, en el resto del país es común ver alianzas entre los bancos y los delegados del sindicato mayoritario, los cuales no sólo buscan impedir el surgimiento de expresiones sindicales alternativas -como SITEBA- sino que cumplen el rol de fuerza de choque contra trabajadores que el banco considera díscolos.

Entonces ¿cómo defiende sus derechos un trabajador, cuando justamente son vulnerados por la complicidad entre su patrón y el sindicato que debería protegerlo? En este modelo sindical argentino que niega la pluralidad y favorece las conducciones burocráticas ¿qué marco de acción le queda al laburante cuando se encuentra totalmente indefenso? ¿Qué hubiese ocurrido si no existiese nuestro sindicato alternativo? La lógica dice que Guzzi debería haber seguido el mismo cauce de muchos otros miles que sufren hostigamiento diario o que son despedidos injustamente, pero algo alteró esta ecuación y su nombre es SITEBA. 

Aún sin tener la personería gremial, nuestro sindicato asumió plenamente la defensa de Guzzi, tanto en su faceta legal como en el plano político. Más allá de que integrase nuestra Comisión Ejecutiva y eso le asegurase legalmente fueros gremiales reconocidos en pactos internacionales, la Constitución Nacional y la Ley de Asociaciones Sindicales, lo cierto es que las leyes son letra muerta sin la acción política que las ponga en práctica. Allí, en el plano de la legitimidad de las luchas, es donde SITEBA viene actuando desde su conformación y donde se encuentra el futuro de crecimiento para esta herramienta gremial para las y los trabajadores bancarios.

En tiempos donde los derechos laborales son pisoteados por propios y ajenos, reafirmamos nuestra voluntad de organización y resistencia porque no estamos dispuestos a entregar lo que conquistamos con tantos años de lucha. En todo el país, SITEBA es el nuevo sindicato bancario que se planta contra los atropellos, levantando bien alto -al igual que la CTA Autónoma de la que formamos parte- las banderas de la Libertad y la Democracia Sindical.